Archive for marzo, 2010


Las características que regían el capitalismo de mediados del siglo XX, no son las mismas  que las del capitalismo moderno. Antiguamente, la duración de los empleos era mayor (muchas veces de por vida) y existía por tanto cierta estabilidad y seguridad a largo plazo. Estas características del trabajo han cambiado indudablemente en la época actual. Hoy en día, nos encontramos con organizaciones más horizontales y flexibles y con trabajos a corto plazo. Richard Sennett, describe en este libro las peculiaridades de este nuevo capitalismo y cómo influyen sobre el carácter y la vida profesional y personal de los trabajadores.

Uno de los cambios más notables son las formas de producción. Hace algunos años, era muy común la producción en cadena. Este trabajo era llevado a cabo por individuos que realizaban la misma tarea una y otra vez, consiguiendo con ello una amplia productividad. Este tipo de empleo ha sido ampliamente criticado desde la idea de que la rutina puede volverse autodestructiva, minando la moral y la motivación del trabajador. En este sentido, la rutina está desapareciendo en el nuevo capitalismo, ya que la aparición de la tecnología está sustituyendo a estos trabajos humanos. No obstante, en el libro se recalca que gran parte de los trabajos modernos que se realizan también son repetitivos, ya que consisten en realizar siempre las mismas tareas utilizando un ordenador. El autor ofrece respecto a este tema, los dos puntos de vista de una forma aparentemente objetiva. En mi opinión, un trabajo tan rutinario como el que se llevaba a cabo en la producción en cadena es insufrible. Sin embargo, cierta rutina es necesaria en cualquier puesto de trabajo ya que, al especializarte en él, es lógico que realices funciones similares constantemente, lo que hace además que ganes experiencia y destreza en ese campo. Consiste en encontrar un equilibrio entre ambos  extremos.

Por otro lado, en el libro se expone un caso en el que la tecnología ha sustituido al trabajo manual, el ejemplo de la panadería. En este caso, parece que el autor mira con nostalgia los métodos antiguos de fabricar el pan, a través de los ojos de algunos de los  propios trabajadores de la panadería.

La tecnología avanza muy deprisa y sustituye a las técnicas artesanas de una forma eficiente, es decir, es rápida y los costes son bajos. No obstante, todavía existen pequeñas tiendas artesanas en las que, precisamente por el trabajo manual y el esfuerzo que requiere la fabricación, sus productos son altamente valorados entre los consumidores. Ambas posibilidades pueden coexistir, no siendo una mejor ni peor que la otra. Habrá que esperar para ver si la tecnología es capaz de reemplazar totalmente a los métodos antiguos. En mi opinión, el introducir la tecnología no conlleva necesariamente que se pierda la esencia del trabajo o que aumente el desapego con el mismo, como se dice en el libro, solamente lo facilita.

La característica más distintiva del neocapitalismo es la flexibilidad. Esta flexibilidad se manifiesta en distintos aspectos. Uno de ellos consiste en la reinvención continua de las instituciones, lo que se expone como “re-engineering”. Esta palabra se refiere al cambio que se produce en la estructura de las empresas, las cuales pasan de jerarquías piramidales a redes horizontales. Otro aspecto es la especialización flexible de la producción, que aparece como respuesta a la inestabilidad de la demanda, es decir, a la necesidad de crear productos más variados cada vez más rápido. Un tercer aspecto es la concentración de poder sin centralización.

El autor critica duramente la bondad del nuevo modelo flexible. Pone en duda que la productividad que se consigue sea mayor que la antigua y habla de la falsa idea de liberación que se desprende del concepto de flexibilidad. A su entender, aunque haya disminuido la jerarquía, existen nuevas formas de poder y control sobre el trabajador que son incluso peores que las anteriores.

Desde mi posición, una estudiante que no ha tenido aún la oportunidad de trabajar en una empresa, puedo dar una opinión basada en lo que he aprendido hasta ahora, que quizá pueda cambiar con la experiencia. Por el momento, pienso que la bondad está en encontrar el equilibrio. Una estructura jerárquica con muchos niveles directivos puede ser demasiado aparatosa, dificultando la comunicación entre los trabajadores y sobre todo, desde los trabajadores base hacia los puestos de arriba. Sin embargo, en una empresa grande, me parece imprescindible cierta jerarquía. Considero que es necesaria para organizar, coordinar, poner objetivos en común y marcar las directrices básicas de la empresa. Por tanto, lo ideal sería una combinación entre estructura piramidal y en red, con pocos niveles directivos.

En cuanto a las formas de control, el autor afirma que son ahora peores y critica el horario flexible. Pone un ejemplo de que el trabajo en casa está más controlado que el que se realiza en la oficina, ya que recibe una vigilancia más estricta. Vuelve a aparecer aquí la idea de la falsa libertad. A mi entender, es lógico que se controle al individuo que trabaja en casa ya que son necesarias ciertas garantías de que se está realizando el trabajo. No obstante, esto no hace que el trabajo en casa o el horario flexible no merezcan la pena. Para mí, ambas opciones son buenas oportunidades para distribuirse el propio tiempo y organizarse, cosas que considero muy importantes.

Otro tema que se trata en el libro es el del trabajo en equipo, concepto muy valorado hoy en día. Para el autor, el trabajo en equipo es una especie de juego de falsa cooperación, ya que siempre en el fondo se busca el interés individual. Además, según sus propias palabras “las ficciones que niegan la lucha individual por el poder o el conflicto mutuo sirven para reforzar la posición de los que están arriba.” Desde mi punto de vista es necesario saber trabajar en equipo, ya que dentro de una gran compañía siempre se va  a necesitar cooperar con otro departamento, seguir el trabajo donde lo ha dejado el anterior, etc. No obstante, lo que dice el autor es cierto, siempre se busca el interés individual, a no ser que se esté luchando dentro de un equipo con una motivación muy fuerte, como puede ser en el caso de una empresa pequeña en la que el número de integrantes es reducido y todos intentan sacarla adelante. En el resto de situaciones, una posible solución podría ser que el trabajo en equipo estuviera guiado por un coordinador o responsable del grupo que se encargara de distribuir y revisar las tareas que cada miembro del grupo lleva a cabo. De este modo se evitaría la relajación que puede darse en ocasiones al verse amparado dentro de un grupo en el que nadie es enteramente responsable.

Por otra parte, otro de los rasgos asociados al capitalismo flexible es el riesgo. En este neocapitalismo, se vive continuamente expuesto al riesgo del cortoplacismo, de los despidos y de los cambios continuos de empleo, lo que implica vivir en un continuo estado de vulnerabilidad. Además, el cambio continuo de empresa, hace que solo se puedan formar vínculos débiles entre individuos, lo que afecta mermando el compromiso y la lealtad. Estas ideas, aunque duras, me parecen bastante ciertas. Si tu permanencia en una organización va a ser de unos pocos años no pones el mismo esfuerzo en sacarla adelante que si es aquella en la que has estado trabajando toda la vida. En cuanto al ámbito personal, estoy de acuerdo en que las relaciones personales también se ven afectadas. Cambiar de empleo conlleva cambiar de compañeros y, en ocasiones, de amigos, y si el número de cambios es muy elevado, es difícil mantener todas las amistades pasadas. Lo mismo ocurre si es necesario cambiar continuamente de domicilio, como se expone en el ejemplo de Rico. Esto puede llegar a afectar por tanto, al ámbito familiar. No obstante, la extrapolación que se realiza en el libro hacia la familia me resulta un tanto exagerada. No me parece que el cortoplacismo o el trabajo en equipo tengan que llevarse hasta este ámbito, ni practicarlos en casa afectando a la relación con los hijos como se insinúa en el libro.

En definitiva, podría decirse que el libro ofrece una visión bastante pesimista acerca del capitalismo flexible. Las nuevas instituciones surgidas para atacar la rutina, se basan en el cortoplacismo y las estructuras amorfas en red, características que hacen florecer adjetivos como falsa libertad, superficialidad o máscaras de cooperación. Su influencia sobre el carácter me parece acertada, pero llevada demasiado hasta el extremo. En mi opinión, el cambiar de puesto de trabajo y las nuevas formas de operar (en red y en equipo) no tienen porqué afectar personalmente hasta el punto de perder la sensación de tener una personalidad sostenible o una identidad concreta, ni afectar al trato familiar; aunque sí es cierto que mantener relaciones a largo plazo se hace más difícil y el cambio continuo puede afectar negativamente sobre el carácter, aunque también enriquecerlo.

Los productos, como las personas, tienen un ciclo de vida en el que nacen, crecen, maduran y mueren. En esta entrada, me propongo explicar cada una de las etapas con un ejemplo de un producto que se encuentre en cada una de ellas dentro de su ciclo de vida.

La primera es la etapa de introducción o de lanzamiento. Un producto que puede encontrarse en esta etapa actualmente es el iPad, un nuevo producto de Apple que sale a la venta el 3 de abril en EEUU y a finales de mes en España. Se han requerido unos gastos de investigación e inversiones en producción muy importantes, por lo que en estos momentos se encuentran en pérdidas (obvio puesto que aún no ha salido a la venta, pero posteriormente se mantendrán en pérdidas un tiempo en función de su acogida en el mercado hasta que las ventas asciendan lo suficiente y se alcance la siguiente etapa del ciclo).

A continuación llega la etapa de crecimiento. En ella, el producto ya es conocido por el público y las ventas aumentan considerablemente. En estos momentos se busca la máxima fiabilidad y calidad, se incorporan mejoras y más modelos o variantes. Podemos considerar que la Wii se encuentra en esta etapa puesto que ya es ampliamente conocida y su acogida en el mercado ha sido buena, por lo que puede preverse que esté generando beneficios. Es posible que este producto ya esté llegando a la siguiente etapa.

En la etapa de madurez el crecimiento de las ventas se estabiliza. Los productos ampliamente utilizados en la sociedad se encuentran en esta etapa, como puede ser el rollo de celofán. Es un producto muy simple, pero casi todo el mundo lo tiene en su casa. Un rasgo característico de esta etapa es que las empresas tienden a mejorar el producto para prolongar su ciclo de vida. En el caso del celofán, han aparecido distintos modelos de distintos grosores, colores, etc.

Por último, llega la etapa de declive. En ella, el mercado se va saturando con los productos sustitutivos que han ido apareciendo, las ventas descienden y se reducen los beneficios. Se me ocurre el video VHS, el cual está desapareciendo del mercado como consecuencia de la aparición de nuevos productos tecnológicos más modernos.

            En la actualidad, un porcentaje muy elevado de nuevas empresas creadas, fracasan, ¿cómo reducir este porcentaje? En una conferencia dada el 5 de marzo, Juan Pablo Vázquez Sampere, dio unas claves para triunfar en el mundo empresarial a la hora de crear tu propia empresa.

            En primer lugar, conviene identificar los tipos de empresa que se pueden crear, los cuales son función  de los tipos de clientes que existen.

            –  Se puede crear una empresa que atienda a las necesidades de clientes infraservidos. Estos clientes son demandantes de un producto en particular, del cual piden mejoras continuas. Hablamos aquí de buenos clientes, que piden productos de calidad. Los suministradores de estos clientes son empresas consolidadas, las cuales se dedican a investigar para intentar hacer mejoras sobre el producto ya existente, es decir, son empresas sostenidas sobre un negocio actual.

            –  Por otro lado, están los clientes sobreservidos. A estos clientes, se les está vendiendo un producto de alta calidad a un mayor coste, pero no es lo que necesitan. Aquí tendría cabida una empresa novedosa que vendiera con menor calidad y, por supuesto, a bajo precio, es decir, que siguiera una estrategia de bajo coste.

            –  Por último, están los clientes a los que no se ha podido acceder con anterioridad, los clientes no consumidores. Esto puede ser debido a distintos aspectos: su poder adquisitivo, difícil acceso, a sus conocimientos o habilidades, o a su tiempo disponible.

            Comenzando por el primero de los casos, si intentamos construir una nueva empresa para satisfacer la demanda de los clientes infraservidos, tendremos unas posibilidades de triunfo bastante limitadas. Las empresas grandes que ya existen y están cubriendo las necesidades de estos clientes, no dejarán que “se los robes”. En estos casos, la competencia contra las grandes compañías, hace que las probabilidades de fracaso sean superiores al 90%.

             Otra opción, es optar por satisfacer las necesidades de clientes sobreservidos mediante una estrategia de bajo coste. Esta alternativa, tiene más posibilidades de éxito que la anterior. No obstante, tiene un problema y es que, la estrategia de bajo coste sólo triunfa si existe alguien de alto coste. Esto es así, ya que si la empresa de alto coste que vendía a precios superiores al tuyo desaparece, se producirá una caída de los precios, con lo que las probabilidades de quiebra en este caso serían muy altas.

             La última y mejor opción, según J.P. Vázquez, es crear una empresa que satisfaga las necesidades de los clientes no consumidores. Esta estrategia te posiciona como nuevo líder en la industria. En este caso, se entraría en un mercado en el que ya existen empresas consolidadas, pero se haría de una forma innovadora. Un ejemplo podría ser la creación de videojuegos para personas mayores. De este modo se utiliza algo ya bastante conocido por todos, como son los videojuegos, pero se destina a unos clientes que no eran consumidores con anterioridad. Las probabilidades de fracaso en este caso, se ven reducidas hasta el 60%. Una vez que has creado la empresa de modo que satisfaces a este nuevo consumidor y has triunfado en el mercado, entonces puedes empezar a investigar distintas formas de mejorar tu producto y hacer que tu empresa vaya creciendo.

             Existe una última alternativa que consiste en crear un producto totalmente innovador. Las probabilidades de éxito en este caso son mayores, en torno al 70%. Sin embargo, la aceptación por parte de los clientes suele ser más lenta y, en cuanto triunfas en el mercado, te aparecen nuevos competidores.

             En definitiva, de la conferencia podemos extraer dos conclusiones principales. En primer lugar, que un porcentaje muy alto de empresas que nacen fracasan. En segundo lugar, que si queremos crear una nueva empresa, nuestra mejor opción es dirigirnos a los clientes no consumidores.

             En mi opinión, los porcentajes de éxito a la hora de crear una nueva empresa que se dieron en la charla no son muy esperanzadores, ya que es más probable el fracaso que el triunfo. No obstante, triunfar al segundo o tercer intento, no está tan mal. Por otro lado, me parece bastante útil la visión que se dio sobre los diferentes tipos de clientes y las guías acerca de hacia cuáles de ellos dirigirnos si pretendemos crear nuestra propia empresa. Me parece muy razonable la idea de dirigirse hacia los clientes no consumidores, aunque también me llama la atención la idea de triunfar con un producto totalmente innovador. Aquí radica seguramente la esencia del título de la conferencia “hacerse rico o hacer lo que te gusta”. Hacer lo que te gusta reflejaría el investigar hasta encontrar algo totalmente nuevo (relacionado con la química en este caso); opción que costaría mucho trabajo y esfuerzo, y que no siempre se consigue. Por otro lado, hacerse rico representa la opción de explotar un mercado con un producto existente y llevar a cabo la transformación de ese producto, bien para orientarlo hacia clientes no consumidores, bien para abaratar costes y triunfar mediante una estrategia de precios bajos. En la charla se nos orientó sobre cómo “hacernos ricos”. Yo no creo que ambas opciones estén tan enfrentadas como reza el título de la conferencia.

                En este libro, Pilar Jericó trata los entresijos del miedo: sus causas, tipos y consecuencias. Nos enseña a identificar los distintos miedos y nos da consejos sobre cómo plantarles cara, tanto en la vida personal como en el mundo empresarial, con el fin de actuar desde el NoMiedo.

                En las primeras páginas del libro, identifica al miedo como algo común, algo que todos tenemos. Explica su raíz en el cerebro humano, concretamente en el sistema límbico, y nos explica su modo de actuar sobre nuestra conducta, cómo es capaz de retrasar y bloquear los impulsos eléctricos entre las neuronas y generarnos un baile hormonal constituido por hormonas del miedo (corticoides) y del estrés (noradrenalina). Estas páginas son muy importantes ya que, desde mi punto de vista, partir de la consciencia del propio miedo, es el primer paso para superarlo. De este modo, si conocemos su mecanismo y su forma de actuar, el miedo “da menos miedo”. Es como saber de antemano la jugada que va a emplear el equipo contrario antes de empezar el ataque; puede que aún así nos metan canasta, pero estaremos más preparados.

                Uno de los razonamientos que me ha parecido más interesante, y totalmente acertado, es el identificar nuestros miedos con nuestras motivaciones. De modo que, cuanto más apreciemos una cosa o más anhelemos tenerla, más miedo nos dará perderla o no conseguirla. A raíz de este pensamiento, la autora identifica cinco tipos de miedo: a la no supervivencia, al rechazo, al fracaso, a la pérdida de poder y al cambio.

                Por otro lado, en el libro se habla de que hay miedos innatos y otros que adquirimos o desarrollamos a lo largo de nuestra vida. En estos segundos influye la cultura en la que crecemos. Por ejemplo, se expone la idea de que las culturas latinas son más sensibles al miedo al rechazo, ya que tienen más desarrollado el carácter afiliativo que otras culturas, como las anglosajonas, que están más orientadas al logro. Además, pone un ejemplo de una clase de primer año de una universidad española en la que los alumnos apenas hacen preguntas al profesor por miedo al ridículo o al rechazo del resto de compañeros, escena que dice que no ocurre en otros países. Al leer este ejemplo, he visto reflejada mi clase de la universidad, en la que poco a poco nos hacemos más participativos, a base de grandes esfuerzos de algunos profesores. En mi opinión, estos miedos están muy ligados a la educación recibida desde pequeños (además de la genética de cada uno), que viene a su vez influida por nuestra cultura, razón que expone la autora.

                Hacia la mitad del libro, el argumento se centra más en el mundo empresarial. La autora invita a desarrollar una gestión en las empresas basada en el NoMiedo, de modo que se potencien las cualidades de cada trabajador, se permita tener iniciativa y se valore la innovación. Todas estas cualidades serán muy valiosas cuando tengamos que sobrevivir en un mercado en el que existen competencias, que a su vez, son las que generan más miedos, debido a los despidos, la incertidumbre y la presión del tiempo.

                Este tipo de valores a la hora de trabajar en una empresa son, en mi opinión, la mejor manera de que triunfe la propia empresa ya que, como se dice en el libro, sin miedo, las neuronas trabajan mejor y somos más creativos, por lo que seremos capaces de realizar mejor los trabajos habituales y además, nos veremos libres para intentar innovar, parámetro fundamental para el desarrollo empresarial. Como apunta Pilar Jericó: “El secreto de las empresas que sobreviven es adaptarse al cambio y reinventarse a sí mismas.” Esto es así, ya que nos movemos en un mercado en el que hay competencias y, por mucho que te vaya muy bien en un momento dado, si te estancas, aparecerán productos mejores en este mercado y tu producto tarde o temprano quedará obsoleto, sobretodo en la época actual que vivimos, en la que los cambios se dan a una velocidad cada vez mayor.

                Por estos motivos, me parecen muy acertadas ciertas frases en las que la autora nos anima a luchar contra el miedo, para triunfar tanto en la empresa, como en la vida. Algunas líneas que, a mi entender, merecen ser resaltadas son: “Podemos optar por las oscuridades del miedo o luchar por desarrollar nuestro potencial y desafiar nuestros límites”, “Nuestro potencial está encorsetado por nuestras propias inseguridades”, “Cuando el miedo entra por la puerta, el talento sale por la ventana”,… por resaltar algunas de las frases que más han llamado mi atención.

                En el libro, hay un capítulo dedicado al NoMiedo dentro de las organizaciones. Mi experiencia dentro de las empresas es prácticamente nula. No obstante, las ideas que expone la autora me parecen bastante coherentes, ya que comparto las líneas principales de su argumento y además, expone algunos ejemplos representativos: Defiende las empresas con poder basado en la participación, como pueden ser Semco o MCC y la utilización del poder al beneficio de la empresa. Desde mi punto de vista, el poder o jerarquía es necesario dentro de una empresa, ya que es imprescindible para conseguir cierto orden y organización. El líder o jefe, debe propiciar un buen ambiente de trabajo, para lo cual, es imprescindible no generar miedos; debe exponer las líneas generales de actuación, pero dejando hacer a sus colaboradores. Además, la autora añade que el reto de la empresa está en comunicar, ya que “la información es un magnífico antídoto para aislar los efectos de la incertidumbre” y, eliminando incertidumbres, eliminamos miedos.

                Por último, se habla del desafío del propio profesional dentro de la empresa. En esta circunstancia, también pueden aparecer muchos tipos de miedos de los vistos anteriormente: al fracaso, al cambio, a la no supervivencia (perder el trabajo),… Este último es el que parece más importante, sobre todo en la situación de crisis actual en la que vivimos, en la que el número de despidos ha aumentado enormemente. Pilar Jericó intenta aplacar este miedo, haciéndonos ver que un despido puede no ser tan importante. “Todo el mundo sale adelante” dice. Según su punto de vista, podemos perder poder adquisitivo, pero seguiremos siendo lo que somos y podremos remontar. Nos hace ver que lo importante no son los bienes materiales que poseemos o, por lo menos, no tan importantes como podemos creer cuando nos invade el miedo. Además, aboga por buscar el sentido de las cosas, según sus propias palabras: “La búsqueda de sentido transforma nuestra forma de trabajar y nos inmuniza ante el miedo”.

                Con estas reflexiones, la autora termina el libro con un aliento de ánimo hacia los lectores. Nos anima a no dejarnos vencer por el miedo y a mirar hacia delante con optimismo. Además, me parece muy importante la idea de no perder el sentido de la vida o de nuestros actos. No conformarnos con la situación establecida. Aunque hay que reconocer que, en ocasiones y en función de las circunstancias, llevar a cabo estas empresas puede ser muy difícil.

                Para concluir, me gustaría destacar que el contenido del libro es interesante tanto para trabajadores o jefes de empresas, como para cualquier otra persona. Además, la lectura se hace amena y sencilla, ya que las explicaciones están dotadas de múltiples ejemplos y estudios muy interesantes. Por otro lado, es fácil sentirse involucrado porque todos hemos sentido miedo alguna vez (y muchas veces), por lo que es posible reconocernos a nosotros mismos en muchas de las situaciones que se relatan. Me parece una lectura ampliamente recomendable por la idea principal que se desprende de ella: vencer nuestros miedos e inseguridades con el fin de liberar nuestro talento.

Hemos visto en clase que los objetivos de una empresa pueden enfocarse sobre: costes, flexibilidad, calidad, entregas y servicio al cliente. En función de la estrategia de cada empresa, se priorizarán unos u otros. 

No obstante, según evolucionamos, nos vamos haciendo más exigentes. Tenemos más cosas y queremos más cosas. Esto hace que los objetivos mencionados tengan que ser dinámicos y evolucionar a la par que lo hacen nuestras exigencias. 

Por ejemplo, en el caso de las entregas, además de ser requisitos indispensables la puntualidad, la facilidad de devolución, etc.  se han creado servicios adicionales para “mimar” al cliente. Me estoy refiriendo al servicio de seguimiento, también llamado  “tracking de pedidos”. Este es un sistema que permite, mediante un código de seguimiento de cada paquete, conocer en cada momento donde se encuentra así como sus posibles incidencias. Las principales compañías de transporte, tanto extranjeras como españolas, como Fedex, SEUR o dhl, constan de este servicio. En la propia página web de estas compañías se puede realizar el seguimiento del pedido introduciendo el número de seguimiento. 

 Este servicio, que en un principio puede parecer innecesario o inútil, puede determinar una venta, ya que otorga seguridad al cliente. Cuando éste recibe el número de tracking de su pedido y el nombre de la empresa que se lo llevará a su domicilio se queda más tranquilo porque sabe que el pedido está en camino. 

Este ejemplo muestra cómo evolucionan los servicios que ofrecen las compañías para satisfacer nuestras “necesidades” y pone de manifiesto la importancia actual de uno de los objetivos ya mencionados anteriormente, la FLEXIBILIDAD.