En esta entrada, voy a comentar de modo general qué se entiende por un sistema de operaciones.

           Este sistema es el núcleo de cualquier empresa, ya que consiste en la creación de bienes y servicios partiendo de factores productivos. El concepto de factor productivo ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Antiguamente se reconocía por factores productivos a la tierra, el trabajo y el capital, pero actualmente, se ha extendido, incluyéndose los términos de conocimiento y tecnología, bien como factores independientes, bien como elementos asociados al factor trabajo y al factor capital respectivamente. Otro factor importante es la dirección de operaciones. Este factor es clave para indicar el modo en el que se deben administrar los distintos recursos de los que se dispone para conseguir los objetivos deseados.

            En la vida, estamos rodeados de sistemas de operaciones, ya que estos se pueden entender como sistemas de transformación en los que se pueden transformar tanto materiales, como información y personas. Si miramos a nuestro alrededor, descubrimos multitud de ellos. Una panadería es un sistema de operaciones, en el que entran las materias primas y salen bollos y barras de pan. Un laboratorio de investigación es un centro de operaciones en el que se procesa información. En una universidad entramos nosotros, con un cerebro joven que se va moldeando y transformando hasta lo que resulta cinco años después.

            Es duro para mí pensar en la universidad como un sistema de operaciones, en el que entramos de una manera y salimos de otra. Al pensar en este último ejemplo, me doy cuenta de cuánto dependemos de los profesores que hemos tenido estos cinco años, las materias que nos han impartido, el modo en que lo han hecho, etc. Todos estos factores (además de otros muchos) han condicionado el modo en que somos ahora. Pero, ¿qué es la vida sino un sistema de operaciones? Después de la universidad, vendrá un trabajo (espero) o cualquier nueva experiencia, que no hará otra cosa más que seguir transformándonos en lo que seremos más tarde.

            Al igual que nosotros dependemos de nuestras experiencias, el resultado de cualquier otro sistema de operaciones dependerá de cómo hayamos sido capaces de tratar, organizar, aplicar nuestros conocimientos y dirigir las transformaciones que allí ocurren. De esto dependerá la productividad, que consigamos los objetivos marcados y la creación de valor.